Asamblea Comics

Por Don Diavolo

Cada tanto hay una grieta donde se cuela un personaje de otra dimensión, y es por ello que me complace en presentarles algunos de los trabajos de Ho Che Anderson y un análisis de su obra.

Anderson tiene talento para explorar la falta de habilidad para que sus personajes acepten o dominen su naturaleza real, aunque con ella quieran dominar la de los demás. Su trabajo es muy canadiense, y es por ahí que se filtra la sensibilidad del mosaico multicultural de las violentas tensiones que se presentan a menudo en los comics para adultos, como por ejemplo I want to be your dog.

Que desde la primera página erupciona con su propia pirotecnia, confronta subyugaciones amorosas de posición y de poder, demostrando la relatividad del sexo. A veces puede ser cómico, hasta en esos momentos oscuros existe el humor. Lo hace con el lenguaje del cuerpo y una que otra expresión facial surrealista. Si una cantante se hace piruja, esperen que le crezcan sus colmillos, si alguno está medio loco, le crecerá orejas puntiagudas y consecutivamente la Deformidad adquiere esa influencia que va desde Chayakin hasta los hermanos Hernández. Por otro lado a veces en los globos de texto se encuentra planificada la complejidad, porque su manera de contar las historias van desarticuladas.

Anderson nos está demostrando que ninguno tiene control de su vida, ni siquiera el creador de la serie. La vida para él parece sucia y sin interés por organizarla…los textos no están organizados. Su linea rasposa y delgada para dibujar lo caracteriza en el comic I want to be your dog con un juego de luces y sombras y un texto sobre escrito, a veces debil o con demasiada intensidad.

La subyugación de cualquier forma puede ser lograda con palabras y acciones. Por ejemplo cuando Robin se hace novia de Hildegarde y le dice ` Me siento poderosa, te puedo dar un orgasmo como ese. Si fueras un chico hubieras disparado tu semen al techo, aquí definitivamente Hildegarde se ofende y le responde como si quisiera que volviera a ser gentil, en sus anteriores relaciones.

Lo cierto es que a Anderson le interesa lo que la gente haría y no lo que deben hacer, aquí sus personajes son heterosexuales, señores amantes, lesbianas, indios del Oeste y Judíos del Este, la vida así se vive en Canadá de cualquier época donde la distinción de personas es casi incidental, se puede ver una bandera Guayana, pero no se observa a nadie hablando su lenguaje.

La subyugación, por supuesto tiene su lado sociopata, como podemos observar con el asesino Xal y su ex esposa Mary, ambos comparten la tristeza de sus pasiones y la dominante presencia en la obra, y diálogos tormentosos como cuando Xal busca la coprofilia con Mary. Así son las relaciones y la clase de amor que en esta obra predomina, que para algunos pueda resultar lastimoso, o para los que son demasiado lentos y esperan sentir cualquier orgasmo, donde no se puede decir más y que ya no importa lo que pase.

Todas las historias, datan antes de 1989, en diversos sketches y tonos. De gente que se enamora para salvarse, o de personas que van a ninguna parte y se sienten orgullosos de ello, y las mujeres que siguen a sus hombres, algunas con pechos enormes como Gabby en `Young Hoods in Love´ que aparece donde Mary desvanece. Ella habla de sexo y violencia como si fueran dos actos inseparables y lo que es curioso en esta historia es la insistencia de Richard de llevarse a su pequeña hija a la escena del crimen.

Americanos, negros o blancos. No importa la edad, a cualquiera habrá problemas y de acuerdo a los años que le correspondan a cada uno. Anderson y sus personajes no se preguntan si el sueño es real, sólo cuanto tiempo tarda en realizarse.

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