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jueves, 5 de noviembre de 2009

Criaturas de la Noche: El precio - parte 2 -



" ... Al pie de los escalones el Diablo se detuvo y pronunció algo que no entendí, tres, tal vez cuatro palabras en un idioma formado por aullidos y gemidos que debía de haber sido antiguo y olvidado cuando Babilonia era joven. Aunque no entendí las palabras, sentí que se me ponían los pelos de punta cuando las pronunciaba.
Entonces oí, amortiguado por el cristal, pero aún así audible, un gruñido bajo, un desafío, y, lenta y vacilante una figura negra bajó los escalones de la casa, alejándose de mí, en dirección al Diablo...
... El Diablo era una mujer ahora. Dijo algo tranquilizador y suave al gato, en un idioma que sonaba a francés, y le extendió la mano. Él le hundió los dientes en el brazo y ella hizo una mueca y le escupió. Entonces la mujer levantó la vista y me miró, y si antes había dudado que fuera el Diablo, en aquel momento estuve seguro...
... El gato negro le saltó encima, y en pocos segundos fueron una masa que rodaba y se enroscaba... el Diablo se retorcía y contraía... era una especie de chacal, luego entre una hiena y un dingo...
... enfoqué los binoculares hacia arriba y vi algo que se alejaba volando -un buitre, quizá, o un águila-, voló más allá de los árboles y desapareció.
Salí al porche y levanté al gato negro, le acaricié y le dije cosas amables y tranquilizadoras. Maulló lastimeramente... después de un rato, se quedó dormido en mi regazo y lo puse en su cesta y subí a mi cama, a dormir yo también...
... eso fue hace una semana.
La cosa que viene a mi casa no viene todas las noches, pero casi: lo sabemos por las heridas del gato y por el dolor que veo en esos ojos leoninos. Ha perdido el uso de la pata izquierda delantera, y el ojo derecho derecho se le ha cerrado para siempre.

Me pregunto qué hicimos para merecernos al gato negro.

Me pregunto quién lo envió.

Y, egoísta y asustado, me pregunto si le queda mucho que dar. "

Este relato me hace pensar en las creencias de que los animales que viven en tu casa, absorben el mal que te desean tus enemigos o la envidia de los demás. Espero no haber afectado la dinámica de la lectura al haber omitido buena parte del texto.

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