UN ORIGEN COMÚN
¡Wow, que imagen: en un segundo plano Superman de rodillas y atrás de él, el Parásito absorbiendo su energía, y en un primer plano Jimmy Olsen pidiéndole a Black Lightning que lo rescatará! (¡oh! y ahora, ¿quién podrá ayudarlo?).
¿Qué de quién es este origen? Pues el mío. Hoy quiero presentar mi historia como Coleccionista, o por lo menos presentar mi primer acercamiento a los comics y como me inicie en este mundo que nos apasiona y nos encanta. Al final les diré el canijo motivo.
Desde muy pequeño me vi rodeado por el fascinante mundo de la lectura, mi padre trabajaba en una editorial (OEM) y de menos teníamos periódicos gratis en casa, además de los libros y enciclopedias que nunca faltaron. Sin embargo, como todo buen niño no pude dejar pasar el momento de plasmar mis obras de arte (ok, garabatos) y rayar cuanta hoja cayera en mis manos (ya se imaginaran: “ilustré” uno que otro libro).
Ante tal prodigio mis padres optaron por empezar a comprarme el bonito libro para iluminar y después a darme algún comic o revista de monitos para entretenerme (como los de arriba). Una razón por la que me gustan los comics es que tanto la familia paterna como materna leían comics o historietas. En la casa paterna leían y tenían montones de “Lagrimas y Risas”, “La Familia Burrón”, “Chanoc”, “Aventuras de Capulina”, “Memin Pinguin”, y otros más. En la casa materna compraban “Archi”, “Fantomas”, “Novelas Ilustradas”, “El Tranzas”, “Condorito” (¡plop!) y algunos mas. Esto lo recuerdo porque lo viví durante muchos años.
Pero el comic más significativo para mí, del que tengo el primer recuerdo, es uno de Superman de editorial Novaro; no recuerdo el número y difícilmente la historia, sin embargo en mi mente ha quedado grabada la portada y es la misma que he descrito al principio de este post. ¡Imagínense para un niño de cinco años ver al hombre de acero casi derrotado! (estaba en plena Superman–manía, apenas hace un año - o meses por el atraso en aquellos entonces; sí amigos, se traían caminando las películas- se había estrenado Superman II y me habían comprado mi traje). Así que ante tal angustia hice lo que todo niño inteligente haría: volteé a ver a otros superhéroes, y los más cercanos eran los de la TV: Batman (tanto la de acción en vivo como la de caricaturas), Los Superamigos, los Marvel Superhéroes, Spiderman y, la mejor, 4 Fantásticos (¡¡que historias, que música!!).
Como uno no puede estar viendo la tele todo el tiempo ni las pasaban tan seguido como uno quería, cada que podía hacía que me compraran mis “cuentos” para leerlos cuando y cuantas veces quisiera. Amigos, debo confesar mis crímenes y pedir clemencia ante la Santa Inquisición: vedme a los ojos y creed en mi arrepentimiento por haber mutilado mis comics para hacerme mis propias historias; de haberlos rayado para calcar los extraordinarios dibujos o de haberlos cambiado por otros pues el dinero no daba para comprarlos nuevos. Sin embargo, en mí defensa debo alegar que por aquel tiempo empecé mi afición coleccionista: comencé a coleccionar Las Aventuras de Capulinita (que tiempos señores, aquella revista de bolsillo en mis manos era casi como la Biblia). Comprendan, no todo fue malo (¡esas risitas del fondo no me parecen graciosas!).
Aunque me enorgullezco de mis “Capus”, el primer real intento por iniciar una colección fue con el número uno de Batman de Ed. ViD en el lejano año de 1988. Con un entusiasmo desbordante y un animo desmedido, decidí buscar mi número cada 15 días, mi presupuesto (es decir, mis pocos domingos) sólo me permitió comprarme los primeros doce números. Opte por seguir viéndolos en el puesto, tan cerca y tan lejanos de mis manos. Eso, desde luego, no afecto mi gusto por los comics y menos teniendo enfrente la esperadísima película del Hombre Murciélago. Mi reencuentro con los comics de superhéroes se dio en la secundaria, un amigo nos compartía sus comics y ahí pude leer “Guerras Secretas”, “Actos de Venganza”, “Dark Phoenix” y muchas otras historias, sí ¡¡de Marvel! Quizá el que lo leyera en mi adolescencia me marco para ser un fan Marvel (para aquellos qué creen que sólo leía superhéroes, están equivocados; también leía revistas de divulgación cultural como “Video Risa”, “Simón Simonazo”, “Mil Chistes” y, en la sección internacional, “Mad”).
Con el boom del comic (en los noventa) tuve la oportunidad y decisión de iniciar mi propia colección de comics, comencé comprando “La Muerte de Superman” y “La Caída del Murciélago”, y desde entonces he estado inmerso en este mundo del comic comprando nacional e importado, he conocido lugares y, sobre todo, gente. He pasado por varias editoriales (a gusto y a disgusto) y he tenido en mis manos gran cantidad de publicaciones, todo ello motivado por el recuerdo de un comic de Superman.
¿Y todo esto de los cuentos, a qué cuento viene? Pues nada, que hoy es mi cumpleaños numero 33, y quiero compartirlo con todos ustedes. Algunos dirán que es la edad del mero mero, otros recordaran aquellos helados que se servían en cascos de futbol americano. Para mi es un buen número.
Como dijeran Bart & “Michael Jackson”: Chapu is your Birthday, Happy Birthday Chapu”.
4 comentarios:
Señor Colorado Muchas Felicidades!!!!
Y pues que reciba muchos comics de regalos!!!
Por cierto que no se llamaban Danesa 33???
Muchas Felicidades Chapulín!!!
Que te la pases a toda madre!!!
Jajaja Eta sí se acordó de Danesa 33... yo también... esos cascos eran la neta... después Holanda sacó unos parecidos hace unos años pero ya no era lo mismo...
Estuvo chido que nos contaras tu origen en los comics...
Nos guardas una rebanada de pastel!!!
Saludos...
Muchas felicidades ChC!!! Los 33 involucran mucho misterio y tienen un encanto extraño. Pásatela lo mejor que puedas, ojalá te regalen muchos comics que no tienes. Te mando un abrazo
Gracias a todos por sus felicitaciones!!
Asi es, ya lo dijo bien Eta, eran helados de Danesa 33, y como dice el Pip esos cascos rules! Que buena memoria tienen muchachones.
Y, pues, ponganse guapos, les acepto los comics que me quieran regalar (jaja).
A 4.0, estoy segura que este sera un gran año.
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