Columna Paradigm

Dicen que es de sabios rectificar. Por tanto quiero manifestar que tras la lectura de Revelations (Barker, Niles) consideré publicar nuevamente esta columna.

Si bien muchas de las obras de Barker han sido adaptadas a formato comic, Revelations es el resultado que consiste en añadir los diálogos a la narración constante .Ilustrado magistralmente por Lionel Talaro, en donde las supresiones del actual texto mejoran al ritmo de esta obra y toda la connotación sexual perdura en los diálogos surrealistas que mantienen los vivos con los muertos totalmente subterránea.

Barker no es un autor fácil; empecemos por ahí. No se pueden buscar en su obra narraciones sencillas ya que con frecuencia el autor muestra en sus libros nodos de tristeza entre los manera de pensar de la gente que se inmiscuye en cierto territorio que naturalmente le mostrará la espalda.

La novela gráfica fue publicada en 1991 por Eclipse Books y ofrece una mirada panorámica al fanatismo religioso que se mezcla con la convivencia, especialmente en un camuflaje de dos parejas, una viva y otra muerta acentuada por la escalofriante necesidad de abordar los recuerdos en la amargura que darán entrada al Cottonwood Motel; donde se desarrolla gran parte de la acción. Los personajes cobran importancia en el lugar donde cualquiera pudiera empezar a ahogar sus pensamientos, la cotidianidad norteamericana y la carcajada están al borde de un abismo de cuatro paredes y que John lo requería para sacar sus fantasmas, mientras que la perspectiva natural supone numerosas conversaciones para intercambiar Coca Cola por agua con hielos y refrescar el ambiente.

No hay problema, cualquier cosa se puede conseguir en Cottonwood, y Earl siempre disponible para que el itinerario se convierta en un retraso; es decir cualquier excusa es buena para salir del lugar en donde el desequilibrado visionario sentiría un espasmo de fantasmas, mientras la pareja muerta se traslada al cuarto en el año de 1955, y la sensación baja de los espíritus continuaba precisamente treinta años después.

Hace treinta años el equipo de balas había desinteresado a Sadie, pero su castigo sería la silla eléctrica, otro “KLIK” que dejaría a esa pareja en el umbral de 2,250 voltios y un espacio libre para flotar y regresar a Cottonwood cuantas veces se lo dispongan, sin que nadie se interponga en los diálogos para recordarlos, pues como es su costumbre, aparecen para aconsejar y torturar psicológicamente a quien use los cuartos donde ellos se hospedaron hace más de treinta años.

Como siempre, esta creación supone una “barkinización” que recorre las artes narrativas, basta darle una hojeada a esta novela gráfica para encontrar el ejemplo, definitivamente una novela muy impresionante.

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