Columa DC: por Don Diavolo

Y The last man es uno de los cómics estrella de la línea Vertigo de DC Comics. Simplificando, se podría definir como una historia postapocalíptica mezclada con una road movie y salpicada de un humor entre irónico y sarcástico, intriga política, conflictos religiosos y dilemas éticos sobre los avances de la ciencia. Bajo todo esto subyace una historia de amor que se ve forzosamente interrumpida por los acontecimientos pero que será el hilo conductor del largo viaje que el protagonista, Yorick, su mono & y sus amigas 355 y la doctora Mann emprenden por todo Estados Unidos.


De lo anterior se podría inferir que es un cómic pretencioso, pero nada más lejos de la realidad. Brian K. Vaughan, el genial escritor de esta historia, la concibió como una serie de sesenta entregas dividida en sagas de extensión variable que se ajustan a sus necesidades. Vaughan presenta, desarrolla y cierra los conflictos que plantea a los personajes con toda naturalidad, y las subtramas que crecen por todas partes hasta hacer la obra densa avanzan de forma fluida en el espacio que se marca para cada saga. En Y the Last Man, no veremos arcos argumentales vacíos, y jamás tendremos la sensación de que alguno se ha estirado, algo tan común hoy en día. Todo sucede en su momento justo, sin prisas y sin pausas, de forma que el lector asimile sin problemas toda la información que el guionista nos ofrece. Por si fuera poco, su dominio de los continuarás se hace patente ya en los primeros números e irá mejorando con el tiempo. Los protagonistas, por su parte, evolucionarán sin que nada parezca forzado gracias a la frescura de los diálogos y a un uso racional de los flashbacks que le sirven para demostrar que hasta el personaje más plano puede albergar conflictos internos que debe superar para seguir avanzando como persona.

Y para seguir haciéndolo todo más fluido, tenemos a una dibujante llamada Pia Guerra que ilustra casi todas las sagas (con Paul Chadwick y Goran Parlov como sustitutos ocasionales) con un estilo que se pone por completo al servicio de la historia de Vaughan. Sus dibujos pueden parecer simples, pero es que esta historia no exige alardes ni artificios; simplemente, necesita de alguien que la ilustre con una solvencia narrativa propia de un serial televisivo y que no llame la atención sobre nada que no sea el viaje que los protagonistas emprenden.


La premisa de la historia es la muerte de todo macho, sea hombre, animal o feto, lo cual supondrá la extinción de la vida animal sobre la Tierra. Sin embargo, quienquiera que ha hecho algo así, no cuenta con que un joven filólogo aficionado al escapismo llamado Yorick y su mono & han sobrevivido, y tampoco saben por qué. En cuanto las cosas comienzan a calmarse, el muchacho viaja hasta Washington, donde entra en contacto con su madre, una ministra del anterior gobierno que, por cosas de la jerarquía, es ahora presidenta en funciones del país. Su madre lo deja a cargo de una agente especial llamada 355 para que busquen a la doctora Alison Mann, una experta en biotecnología que pareció tener éxito en el campo de la clonación. Pero un grupo de soldados israelíes destruyen las instalaciones de Mann incluyendo todos sus avances científicos. La única copia de seguridad está en San Francisco, así que este trío tan peculiar tendrá que cruzar todo el país para intentar que la humanidad no se extinga. Sin embargo, el fin último de Yorick en todo momento parece ser encontrarse con su novia Beth, que está en Australia y con la que acababa de prometerse en matrimonio por teléfono antes de que ocurriera el desastre.


Estas agentes israelíes no serán el único obstáculo en el camino que se encontrarán los protagonistas. La hermana de Yorick, Hero, se ha unido a un grupo de feministas radicales llamadas Amazonas que, con pecho cortado incluido, han incendiado todos los depósitos de esperma del país. Su líder, una tal Victoria que sufrió un evidente trauma causado por el género masculino, prefiere que la humanidad se extinga a que vuelva un mundo patriarcal. Así pues, la existencia de Yorick es una amenaza para la filosofía de este grupo, y Hero se encontrará enmedio de todo y en una situación de la que no sabrá como salir. El enfrentamiento entre Hero y las amazonas y su hermano se produce en una pequeña ciudad poblada por reclusas de una prisión cercana que fueron liberadas al morir los hombres y que no están dispuestas a que las vuelvan a mangonear.


Pero ¿Es Yorick realmente el último hombre? Pues no, porque en el espacio hay una pequeña tripulación de dos hombres y una mujer que pretenden volver a la Tierra tras dejar un tiempo prudencial. Al fin y al cabo, lo que sea que mató a los hombres ya se habrá disipado ¿no? Es aquí donde entra uno de los personajes más simpáticos de El último hombre. Se trata de Natalya Zamyatin, una agente rusa que viaja hasta Kansas. Es allí donde caerá la nave de los tres astronautas, uno de los cuales es ruso y debería volver a su país. Es así como se une al trío para viajar hasta una estación científica de ese estado donde un hombre podría sobrevivir debido a su aislamiento. Por desgracia, la nave explota al aterrizar y se salva sólo la mujer. Sin embargo, más adelante sabremos que está embarazada de un varón.


Natalya se queda a vivir en Kansas con las científicas que supervisan el embarazo de la astronauta, y Yorick y compañía siguen viajando hacia San Francisco. Por el camino, pararán unos días en casa de una vieja amiga y compañera de 355, que pondrá a Yorick contra las cuerdas con un juego sexual que le hará enfrentarse a sus muchos fantasmas. Esa parada será corta, y pronto se verán implicados en otro desastroso incidente con un grupo de mujeres que bloquean el transporte terrestre por motivos ideológicos.