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jueves, 28 de junio de 2007

Por Don Diavolo

La música puede ser demasiado complicada para los oídos de los insensibles. Sonidos nunca antes escuchados salen de las cuerdas de una vieja guitarra Fender Stratocaster, lista para rugir de forma incansable en manos de su ejecutor.

Delicado, pausado, fastuoso y orgásmico, es el sonido que produce una canción en vivo (claro, sin quitarle mérito a una ejecución en estudio),con 70 mil espíritus dispuestos a desgarrar sus entrañas sólo por estar ahí.

Cantar durante dos horas junto a otros lunáticos, que como tú, sienten la necesidad de encontrar algo que los llene y los haga tener un éxtasis mental.

El amor por la música; esa pasión que sale del cuerpo y te hace el amor de manera perversa, sin medida, juega con tus emociones, corrompe tus sentidos, los embriaga y los deja ser.

Ah! esa multimedia sublimada de los dioses, que bajan a la tierra en forma de mortales. No es lo mismo poner en tu estereo un disco de Pink Floyd que una obra de Bach, pero igual te estimula.

Los sentimientos se arremolinan. El lenguaje entre líneas se mueve en la cabeza de todo aquel que, sin buscarlo, llega al conocimiento transmitido a través de las notas de una melodía.

Esos son los síntomas básicos de un amante, que quisiera tomar a aquella corista negra, con su voz de relámpago (sólo así podría inundar el espacio con su sonido), mientras entona algún blues solitario y triste para que acompañes tu trago. Da lo mismo ( eso no es cierto).

Discos que se vuelven clásicos y viven en las décadas subsecuentes a su creación. Llenos de un polvo atemporal, mudan de piel; dejan el acetato y entran en un recipiente más confiable, más fiel.

Majestuosas piezas, inmortalizadas en discos compactos, son el disfrute de nuevas generaciones, que, ante una falta de nuevos exponentes que las dejen satisfechos, vuelven a lo básico. Un rock más puro, sin vicios que lo transformen.

(texto tomado de http://programasinnombre.blogspot.com/)

No en vano desde la perpetua oscuridad traigo a ustedes un disco imposible de conseguir…un disco de rock cósmico de proporciones levitativas por una misteriosa banda, un monstruo que carece de información…pero la música induce a las cascadas sónicas de bombas lisérgicas que se asemejan a las cabezas ácidas como Dionne/Bregnet y Harumi Hosono.

http://massmirror.com/cc760fa676543afd219293fbb904a875.html

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que la música marca etapas de tu vida, llega el momento en que simplemente al escuchar una canción vienen a tu mente los recuerdos de aquél tiempo en el que la disfrutabas.

Aunque no lo crean podemos formar el soundtrack de nuestra existencia...

Anónimo dijo...

que padre columna y que bien escribes DD !!
aaah!!! la musica elemental!

Anónimo dijo...

Gracias por sus comentarios